Ante la emergencia climática: reconectemos con nuestro planeta (ODS 15)

El 27 de marzo se celebra la hora del planeta y el 22 de abril el Día Internacional de la Tierra  La crisis climática supone una…

El 27 de marzo se celebra la hora del planeta y el 22 de abril el Día Internacional de la Tierra 

La crisis climática supone una amenaza para la vida y los medios de sustento de miles de millones de personas de todo el mundo. El 97% de las personas científicas expertas en el tema coinciden en que las actividades humanas son responsables del calentamiento del planeta, principalmente a partir de la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, tanto la responsabilidad como los impactos de esta crisis son diferenciados. El Sur Global está sufriendo los mayores impactos del cambio climático cuando son los que menos han contribuido a él.

La comunidad científica, especialmente a través del informe del IPCC del año 2018, proyecta escenarios nefastos para la vida del planeta en su conjunto si no limitamos el aumento de la temperatura global a 1,5º para el año 2050, objetivo del Acuerdo de París. Solo será posible si los gobiernos y grandes empresas contaminantes se lo toman en serio.

 

Vivimos en un contexto de crisis climática, que es a la vez causa y consecuencia de otras crisis que se interrelacionan y se basan unas en otras: crisis energética y de materiales, crisis de desigualdad social o de pérdida de biodiversidad entre otras.

 

A día de hoy, las ambiciones de ambos sectores son insuficientes. En España, la tan esperada futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética no está alineada con las advertencias de la comunidad científica, ni responde a la llamada de la ciudadanía en general, especialmente a la juventud, quienes llevan años en las calles de todo el mundo para exigir medidas urgentes que eviten el escenario más negro para su futuro. No tenemos un Planeta B.

Vivimos en un contexto de crisis climática, que es a la vez causa y consecuencia de otras crisis que se interrelacionan y se basan unas en otras: crisis energética y de materiales, crisis de desigualdad social o de pérdida de biodiversidad entre otras. Por ello, la emergencia climática no sólo está relacionada con reducción de emisiones, sino con formas de organizar la vida.

Descarbonizar la economía a través de una transición hacia energías renovables es necesario, pero no todo vale. Para paliar las múltiples crisis que nos afectan la transformación de nuestro modelo debe ir acompañada de procesos democráticos donde la participación ciudadana, tanto en la ejecución como en las decisiones, sea elemento central. Para una correcta transición energética  el impulso de la energía comunitaria es clave. La mejor herramienta de adaptación al cambio climático, y a cualquier otra crisis, es crear comunidades locales resilientes y para ello el refuerzo del tejido social es condición sine qua non.

 

Cristina Alonso Saavedra. Responsable de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra